Un ciclo que se extiende4 min read

Tiempo de lectura: 3 minutos Las divergencias se siguen ampliando entre Estados Unidos y Europa

Un ciclo que se extiende4 min read

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Texto: Departamento de Asesoramiento y Análisis de A&G

Dejamos atrás un magnífico ejercicio 2024 tanto en términos económicos como en términos financieros y cómo no, en términos corporativos.

A pesar de las dudas de principio de año, la economía ha tenido un muy buen desempeño a nivel global, con divergencias muy significativas, pero buen desempeño agregado. El PIB de EE. UU. crecerá en torno al 2,7% en el ejercicio, mientras que la Eurozona crecerá un anémico +0,8% y China se quedará lejos de su objetivo del 5%, posiblemente creciendo al +4,5% cuando tengamos cerrados los datos del último trimestre. Estos datos llevarán a la economía global a registrar un crecimiento del +3% en 2024, con la inflación habiendo caído desde niveles muy altos, pero aún cerca del +4,5%.

En términos de precios, el proceso de desinflación ha seguido su curso durante el ejercicio. En el mes de noviembre, el IPC de EE. UU. había caído hasta el +2,7%, después de haber comenzado el ejercicio en el +3,4%, con la Reserva Federal habiendo bajado sus tipos de referencia en 3 ocasiones, hasta el +4,5%, lo que supone 100 p.b. de bajadas en el ejercicio.

El activo que destacó por su mal comportamiento en el ejercicio fue el bono a 10 años del gobierno americano, que vio repuntar sus tipos de interés 69 p.b. en el ejercicio. La curva de tipos en EE. UU. se normalizaba y tras haber alcanzado una fuerte pendiente negativa, volvía a positivizarse, con los tipos a 10 años de nuevo por encima de los tipos a 2 años. El fuerte proceso recorte de tipos de la FED, no afectaba a los tipos más largos, que repuntaban ante una expectativa de reaceleración del ciclo económico y algún dato de inflación ligeramente por encima de lo esperado, ambos factores fortalecidos por la contundente victoria electoral de Trump.

La mejor de las noticias del año, muy por encima de lo que los más optimistas esperaban hace 12 meses, la han traído las bolsas. El índice global de acciones, medido en euros y sin riesgo de divisa, se ha revalorizado más del 20%, liderado de nuevo por EE. UU. y por el sector tecnológico.

Desde Europa, con frecuencia se asocia a Donald Trump con incertidumbre y riesgo geopolítico, pero se trata más de un riesgo de titulares, ciertamente con el potencial de generar volatilidad de corto plazo, que de un verdadero lastre para la economía o los mercados financieros. El presidente Trump es tremendamente previsible y una vez comprendido su pragmatismo desideologizado, los episodios de volatilidad que sin duda experimentarán las bolsas en 2025, posiblemente sean oportunidades de compra interesantes.

El America first” no es de partida, una buena noticia para regiones como Europa o China. La magnitud de las medidas que EE. UU. pueda implementar en términos de aranceles es incierta, pero una vez más, desde ese pragmatismo desideologizado, debemos tener presente que dichos aranceles no son un fin en sí mismo, sino un elemento de negociación para buscar el fin final, un “America first” que pasa por una balanza comercial positiva para la economía estadounidense.

Las medidas de Trump darán un nuevo impulso al crecimiento de Estados Unidos y por tanto, el ciclo se extiende. La gran amenaza es un déficit excesivo, pero debemos poner en el lado positivo de la balanza dos factores: por un lado, el punto de partida importa y dado el déficit ya alcanzado, el presidente Trump no tendrá “barra libre”, necesitando apoyos en su propio partido, que no son evidentes desde inicio. Por otro lado, estaremos muy atentos al DOGE y a lo que Elon Musk y Vivek Ramaswamy puedan hacer con él, recortando un gasto público que, si bien no es principalmente discrecional, sí tiene un margen de acción relevante.

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