1. Impulso del gasto en defensa en Europa / 2. Oportunidad ante el giro fiscal alemán9 min read
Tiempo de lectura: 6 minutos1. Impulso del gasto en defensa en Europa
Texto: Goldman Sachs Research
¿Cuánto impulsará la economía europea el aumento del gasto en defensa?
Todo apunta a que el gasto en defensa de los Estados miembros de la Unión Europea aumentará significativamente en los próximos dos años. En opinión del equipo de Goldman Sachs Research, el cambio tendrá un impacto positivo, pero limitado, en el crecimiento del PIB.
Creemos que la UE aumentará gradualmente su gasto anual en defensa en unos 80.000 millones de euros (84 000 millones de dólares) para 2027, el equivalente a aproximadamente el 0,5% del PIB, según el informe generado por el equipo a 27 de febrero. Los gastos en defensa en la zona euro representaron el 1,8% del PIB en 2024 y Goldman Sachs Research espera que aumenten hasta el 2,4% para 2027.
El Gobierno alemán ha declarado recientemente que pretende eximir el gasto en defensa de las medidas de control presupuestario y asignar 500.000 millones de euros a un fondo de infraestructura. De ser así, podría dar lugar a un crecimiento del PIB más rápido de lo esperado.
El impacto económico del gasto en defensa dependerá del tipo de gasto y de si se trata de una importación o de producción local. Goldman Sachs Research estima que el gasto adicional en defensa tendrá un multiplicador fiscal de 0,5 a lo largo de dos años.
Es decir, cada 100 euros gastados en defensa aumentarían el PIB en unos 50 euros. La previsión se basa en el supuesto de que las importaciones de suministros militares disminuyan gradualmente (y se sustituyan por productos nacionales) y que el aumento del gasto se centre inicialmente en equipos e infraestructura.
¿Cuál es la perspectiva para el gasto en defensa europea?
El gasto en equipos ha aumentado recientemente más que en otras áreas de defensa, alcanzando el 33% del gasto de los miembros europeos de la OTAN el año pasado, frente al 15% de 2014.
Europa compró una cantidad sustancial de equipos militares a proveedores no pertenecientes a la UE inmediatamente después de que Rusia invadiera Ucrania. Sin embargo, una gran parte de los suministros de defensa europeos se ha comprado históricamente a empresas nacionales, especialmente en los principales estados miembros de la UE. La cuota media de abastecimiento nacional fue de alrededor del 90% en Francia, del 80% en Alemania y del 70% en Italia entre 2005 y 2022.
La cuota de producción mundial de armas de Europa disminuyó entre 2008-2016, aunque desde entonces ha empezado a recuperarse de nuevo. Los fabricantes de la UE se han unido al aumento global de la producción de armas y ahora están preparados para expandirse a un ritmo más rápido que sus homólogos estadounidenses, según los precios del mercado.
A medida que aumente el gasto en defensa, habrá una oportunidad cada vez mayor de armonizar los equipos (hacerlos interoperables en todo el continente), ampliar la investigación y el desarrollo y mejorar la eficiencia. Dichos cambios aumentarían el impacto económico del gasto militar, y probablemente daría lugar a un multiplicador fiscal más alto después de tres años.
Cómo podría financiar Europa un mayor gasto en defensa
Para cumplir un objetivo de gasto en defensa del 2,5 % del PIB, la eurozona necesita aumentar el gasto en un 0,6 % adicional del PIB anual, según otro informe del equipo con fecha del 2 de marzo. Los líderes europeos están debatiendo una estrategia común para aumentar el gasto en defensa, que podría implicar emitir más deuda a nivel nacional o de la UE, o establecer nuevas líneas de crédito de instituciones europeas.
Emitir más deuda nacional podría ser un desafío dado el nuevo marco fiscal europeo, que requiere que los países contengan su proporción de deuda respecto al PIB. Las normas europeas permiten una excepción temporal en el caso de “shocks importantes para la UE”, conocida como la “cláusula de escape”. La presidenta de la UE, Ursula Von der Leyen, propuso esta opción en la Conferencia de Seguridad de Múnich en febrero.
Hacer que esta excepción sea permanente para futuras necesidades de gasto en defensa (conocida como “regla dorada”) requeriría la aprobación del Consejo de la UE y del Parlamento de la UE.
Creemos que la propuesta de la presidenta de la UE tiene la ventaja de ser relativamente rápida. Sin embargo, creemos que la introducción de una «regla dorada» dejaría el gasto nacional en defensa expuesto al estrés del mercado soberano y reduciría la probabilidad de gasto militar coordinado y armonizado dentro de la UE.
Cómo podría Europa aprovechar la deuda supranacional
Como alternativa, la UE podría recurrir a los programas de préstamos existentes para los gobiernos europeos, ya sea el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) o el Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Según nuestros economistas, el BEI ha tenido dificultades para identificar proyectos que merecen financiación en línea con las prioridades europeas, y la reconversión industrial necesaria para aumentar el gasto en defensa en Europa probablemente proporcionaría un objetivo ideal.
Sin embargo, estas opciones tienen limitaciones. Por ejemplo, solo los miembros de la zona euro serían elegibles para los préstamos del MEDE, y éste solo cambiaría temporalmente la emisión de deuda nacional a supranacional.
Mientras tanto, la deuda de la UE proporcionaría financiación estable. Esto podría ocurrir en forma de redistribución del programa de préstamos de recuperación de la pandemia COVID-19 (NGEU) o como un programa independiente dedicado a los préstamos de defensa. Esta última es la única opción para asegurar tasas bajas para la financiación a largo plazo. Aunque en opinión de los economistas, esta opción conlleva un complicado proceso de aprobación. El equipo espera que la creación de una nueva instalación de financiación tarde aproximadamente un año desde el diseño hasta la implementación.
Seguimos esperando que la UE utilice deuda nacional, NGEU y una nueva línea de financiación, en ese orden. Además, creemos que la deuda nacional, combinada con la reutilización de la capacidad financiera de reserva del NGEU, podría financiar el gasto militar hasta 2026.
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2. Oportunidad ante el giro fiscal alemán
Texto: Cristina Delgado, miembro del equipo de Asesoramiento y Análisis de A&G
El primer trimestre del 2025 ha venido marcado por el inicio del segundo mandato de Trump. Lo agresivo de sus políticas y su abrupta forma de negociar ha generado un fuerte aumento de la incertidumbre a nivel global y en Europa en particular. Y es que, además de los anuncios de nuevos aranceles, la nueva administración estadounidense ha dejado claro que no seguirá financiando indefinidamente la defensa de Europa. Frente a otras amenazas anteriores, esta vez las declaraciones han venido acompañadas de la interrupción de su apoyo a Ucrania y de su acercamiento a Rusia con quien está negociando un acuerdo sobre Ucrania.
Y esta vez la reacción de Europa ha sido casi inmediata. Por un lado, Alemania, ha dado un giro espectacular abandonando su tradicional y estricto control de la deuda, mientras que la Comisión Europea ha impulsado un plan «Rearmar Europa» al tiempo que negocia una reducción escalonada del apoyo estadounidense.
Los mercados europeos han reaccionado con avances ante el anuncio alemán. Este supone, no solo un plan fiscal, sino un cambio cultural y de mentalidad en Alemania, de ahí que Merz lo haya designado como el “whatever it takes” alemán.
El plan responde a la necesidad de un incremento del gasto en defensa, al que se suma la amenaza estadounidense de unos aranceles que pueden terminar de hacer trizas a una industria alemana muy dependiente de las exportaciones. Además, la situación de partida de la economía alemana es muy débil tras dos años de recesión, con una industria en horas bajas lastrada por el incremento de los precios de la energía tras la invasión de Ucrania, y una inversión en niveles mínimos limitada por el conocido como «freno de la deuda». Esta es una cláusula que se incluyó en la constitución en 2009 y que limita el déficit al 0,35% del PIB.
Trata de dar solución tanto a la debilidad de la economía alemana, como al reto del rearme. Para ello incluye un gran plan de inversión de 500.000 millones de euros en infraestructura que se dividirá a lo largo de una década, y un aumento del gasto militar muy importante. Pero la clave no está en el incremento del gasto del plan, sino en que, a diferencia de la crisis del Covid o la crisis energética, en las que se suspendió temporalmente su aplicación, ahora tanto el megafondo de infraestructuras como cualquier gasto en defensa superior al 1% del PIB estarán exentos del freno de deuda sine die, de modo que el endeudamiento en defensa pasa a ser ilimitado y se amplía el margen para realizar otras inversiones.
Mientras, en Europa el alcance del Plan de rearme europeo es más moderado. Hasta la fecha no se han tomado medidas a nivel europeo, es decir, no se ha lanzado un programa similar al Next Generation EU, sino que se permite a los gobiernos de los diferentes países solicitar que se les aplique lo que se conoce como una “cláusula de escape”, es decir, un aplazamiento de las normas fiscales de convergencia para incrementar su gasto en defensa. Esto limita el gasto, porque si bien Alemania puede aumentar su endeudamiento sin restricciones, la mayoría de los países europeos no tienen ese margen y de hecho hay 7 países, entre ellos Francia e Italia, sujetos a procedimientos de déficit excesivos, lo que limita de hecho mucho su capacidad para incrementar el gasto.
Todo ello está dando paso que las previsiones de crecimiento se revisen ligeramente a la baja para 2025 en EE.UU. y la zona Euro lastradas por el fuerte incremento de la incertidumbre. Mientras, la implementación del plan fiscal alemán debería impulsar gradualmente la economía alemana a partir de 2026 contribuyendo al crecimiento de la zona Euro.