España ante la gran oportunidad de la electrificación industrial5 min read

Tiempo de lectura: 3 minutos Entre el atasco y la esperanza

España ante la gran oportunidad de la electrificación industrial5 min read

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Texto: Joaquín Coronado Galdos, Presidente de Build to Zero

La electrificación es el principal vector para descarbonizar la industria y sustituir el uso de combustibles fósiles en los procesos productivos. El Green Industrial Deal europeo abre una ventana única de oportunidad para España, que dispone del mejor recurso solar y eólico terrestre del continente, del precio mayorista de la electricidad más bajo de Europa y de un tejido industrial competitivo. Sin embargo, a pesar de estas ventajas estructurales, la electrificación no está avanzando al ritmo necesario.

Según los datos del índice IRE de Red Eléctrica, que mide el consumo de los grandes consumidores (más de 450 kW de potencia contratada), en abril de 2025 la demanda cayó un 2,6% en la industria y un 1,5% en los servicios (frente al mismo mes del año anterior), incluso tras corregir los efectos climáticos y estacionales. Esta tendencia es contradictoria con los objetivos de descarbonización y reindustrialización de nuestro país.

¿Qué está ocurriendo?

Las empresas que se dedican a la generación, transporte y distribución de electricidad se lamentan que la demanda no crece. Pero pocas veces se escucha a la demanda. Y la realidad es que la industria se enfrenta dos barreras estructurales:

  • El precio de la electricidad sigue siendo elevado. Aunque los precios del mercado mayorista sean los más competitivos de Europa, el coste final para los consumidores industriales sigue lastrado por peajes, cargos, servicios de ajuste e impuestos que penalizan la competitividad de la electricidad frente al gas.
  • El acceso a la red eléctrica está bloqueado. La electrificación no avanza porque conectar nuevas cargas a la red se ha convertido en un cuello de botella. La magnitud del problema se ilustra con un dato reciente: a fecha 16 de junio, existían 1.070 solicitudes de conexión a la red de transporte, que suman una demanda de 73,5 GW (de los que algo más de 22 GW corresponden a solicitudes de demanda para carga de almacenamiento).

Este atasco no es teórico: desde diciembre de 2023, para solicitar acceso se exige un aval de 40.000 €/MW. Se trata, por tanto, de proyectos serios, respaldados financieramente, que simplemente no pueden avanzar por falta de puntos de conexión.

Un punto de inflexión: el RDL 7/2025

En este contexto, el Real Decreto-Ley 7/2025, conocido como el decreto “anti-apagón”, supone un cambio relevante, que introduce medidas esperanzadoras para desbloquear la electrificación y ordenar su crecimiento. Entre las principales novedades, destacan:

  • Reformas en la planificación de redes, que será más ágil, anticipativa y flexible:
    • Se permite modificar el plan vigente sin necesidad de informes ni audiencia pública, incluso por encima de los límites de inversión anual.
    • Se acortan los ciclos de planificación de seis a tres años.
    • Se habilitan actualizaciones puntuales cada dos años.
    • Se crea un nuevo mecanismo de planificación de la demanda, que obliga a Red Eléctrica a identificar cada cuatro meses las subestaciones donde deben habilitarse nuevas posiciones para conectar cargas industriales. Estas se incorporarán al plan con procedimientos exprés y reasignando, si es necesario, posiciones previstas para generación.
  • Extensión a 2025 del descuento del 80% en los peajes para consumidores electro-intensivos.
  • Reducción del IAE, eliminando de la base de cálculo la potencia asociada a  hornos y calderas eléctricas.

Estas decisiones apuntan en la dirección correcta. Pero no bastan.

¿Qué más necesitamos?

Para que la electrificación en España despegue, deben abordarse tres frentes adicionales:

  • Conexiones flexibles. No todo el consumo necesita estar disponible 8.760 horas al año. Las subastas de acceso flexible, como las que ya se han puesto en marcha en Países Bajos, permiten habilitar conexiones para almacenamiento, carga de vehículos eléctricos o procesos industriales con gestión temporal de demanda, sin sobredimensionar innecesariamente la red.
  • Reforma de los componentes del precio final. Si queremos que la electricidad sustituya a los combustibles fósiles, debemos actuar sobre los peajes, cargos, los servicios de ajuste, y la fiscalidad (por ejemplo, eliminando el impuesto del 7% a la generación de electricidad), para que reflejen el valor estratégico de la electrificación y no perpetúen una desventaja artificial frente al gas.
  • Un nuevo modelo retributivo para las redes de distribución. El retorno financiero regulado actual del 5,58% y la propuesta de revisión al 6,4% siguen siendo insuficientes para atraer inversión en un contexto de fuerte crecimiento esperado de la demanda. Para modernizar y digitalizar las redes de distribución —clave para integrar nuevas cargas industriales, autoconsumo, almacenamiento y flexibilidad— se necesita una nueva metodología retributiva que:
    • Añada incentivos explícitos por la utilización efectiva de la capacidad instalada.
    • Alinee los intereses de las distribuidoras con el uso intensivo y eficiente de la infraestructura.
    • Permita alcanzar retornos próximos al 7,5% para facilitar la financiación de nuevas inversiones y proyectos estratégicos.

Conclusión

España tiene una oportunidad única para liderar el proceso de electrificación industrial en Europa y aprovechar la oportunidad que supone el Banco Europeo de Descarbonización, dotado con un presupuesto de 100.000 millones de €. Lo que falta es una hoja de ruta regulatoria que elimine cuellos de botella y ofrezca señales claras a la demanda.

El RDL 7/2025 no resuelve todo, pero es una señal positiva. Marca el comienzo de una etapa en la que el sistema empieza a escuchar a quienes quieren electrificarse. Y eso, en sí mismo, ya es una buena noticia.