Inversión en transición energética: el momento es ahora5 min read
Tiempo de lectura: 3 minutosTexto: Alejandro Núñez, Director de Inversiones Alternativas de A&G
Llevamos más de una década recibiendo advertencias sobre los niveles de emisiones de CO2, su efecto en la temperatura global y las graves consecuencias para el medioambiente y el futuro de nuestro planeta. Aunque se ha avanzado mucho en cuanto a concienciación, coordinación internacional, planteamiento de objetivos y horizontes temporales, la ejecución de medidas concretas es por ahora insuficiente.
La transición pasa por un nuevo sistema de generación basado en fuentes de energía renovable y la electrificación del consumo primario de energía, pero su implementación está siendo lenta. Por tener una referencia, en 2020 las fuentes de energía renovable (Statistical Review of World Energy) representaron un cerca de un 10% del consumo energético a nivel global. Por otro lado, estudios de diversos expertos y consultores estiman la necesidad de inversión en activos alrededor de los 4-7 billones de euros anuales para alcanzar un sistema de emisiones cero en 2050.
El mercado energético actual se caracteriza por una fuerte interdependencia entre naciones y eso conlleva grandes implicaciones económicas y geopolíticas a nivel mundial. Con los acontecimientos acaecidos desde 2020, se evidencia la urgencia de actuar de manera contundente ante un problema que requiere un cambio estructural y una coordinación global. La pandemia del Covid-19 o el conflicto entre Ucrania y Rusia, por ejemplo, han puesto de manifiesto la importancia de la energía y su capacidad para alterar, desestabilizar y hacer vulnerables a grandes potencias económicas.
La transición energética ya no es solo una cuestión de reducción de huella de carbono, sino que es una necesidad para la estabilidad y protección de muchas naciones y economías. Actualmente estamos viendo cómo Europa está sufriendo las consecuencias derivadas de una fuerte dependencia de Rusia a nivel energético. Según estimaciones de la Unión Europea, un 40% del gas, un 25% del petróleo, y un 45% del carbón consumido en los países miembros proviene de Rusia. Las restricciones y sanciones impuestas a Rusia podrían poner en jaque a Alemania, 4ª potencia económica a nivel mundial. En el caso de España, un 45% del gas importado proviene de Argelia, por lo que la relación tanto con Argelia como con Marruecos, en situación comprometida actualmente, es fundamental para asegurar el suministro de gas en nuestro país.
La volatilidad y el coste de la energía está ya impactando de manera directa al tejido empresarial y ese efecto ha acabado trasladándose al consumidor final. En los últimos meses hemos visto cómo los incrementos de coste y su peso en toda la cadena de valor se ha factorizado en los precios finales de venta al consumidor, provocando subidas históricas del IPC.
Todo esto hace que la transición energética se haya convertido en un asunto prioritario y estratégico. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha declarado que hay que actuar con urgencia para mitigar el impacto de aumento de precios energéticos, diversificar el suministro de gas y acelerar la adopción de energías renovables dentro de la transición energética. De tal forma, la Comisión Europea ya ha propuesto un plan, “REPowerEU”, en el que están previstas un gran número de medidas para acelerar todo este proceso a nivel europeo.
Desde el Grupo A&G llevamos años invirtiendo y promoviendo proyectos de energías renovables en España a través de distintas iniciativas y vehículos de inversión, pero consideramos que la transición del modelo energético va más allá. Para poder materializar la transición energética, además de ampliar la capacidad de generación, se debe reducir su coste, aumentar la fiabilidad y estabilidad de los sistemas y electrificar el consumo de diferentes sectores.
Este cambio requiere un gran volumen de inversión que vaya dirigido no solo a infraestructura y generación, sino también a tecnologías habilitadoras y nuevos modelos de negocio que permitan adaptar, optimizar y modernizar el sistema energético.
Desde el punto de vista inversor, y en este contexto, pensamos que existe una gran oportunidad para apoyar la transición mediante inversión y financiación de compañías innovadoras que aporten nuevas soluciones tecnológicas ante un reto tan complejo: nos encontramos ante un cambio estructural en la manera en la que se genera, transmite y consume la energía, migrando hacía una mayor electrificación.
Si bien es cierto que existen grandes compañías a las que se puede ganar exposición a través de los mercados públicos de capitales, hablamos de compañías que aún no cotizan y que requieren financiación en su fase de crecimiento y expansión mediante rondas de inversión privadas, en las que generalmente participan grandes inversores privados y fondos especializados (Venture Capital y Private Equity). Aunque este tipo de inversiones tienen un componente de iliquidez, sus retornos históricos son muy atractivos, alcanzando rentabilidades anualizadas cercanas al 20%, obtenidas gracias a su especialización y diversificación.
Estamos convencidos de que el momento es ahora y la necesidad es inmensa. Mediante este tipo de inversión podemos tener un gran impacto en la sostenibilidad y favorecer un proceso de transformación sin precedentes, participando en las empresas que lideran este cambio y que serán las grandes compañías del futuro.