Renovables en España: panorama y oportunidades8 min read
Tiempo de lectura: 6 minutosTexto: Alejandro Núñez, Director de Inversiones Alternativas de A&G, con la colaboración de Pedro Mielgo
La inversión en activos alternativos, en sus diferentes vertientes, lleva años ganando peso en las carteras de los inversores por sus atractivas rentabilidades y descorrelación con otras clases de activos cotizados. En los últimos dos años, el capital invertido en alternativos en Europa ha crecido más de un 15%. En concreto, las carteras de clientes de A&G con apetito por alternativos cuentan de media con un 10% de exposición a esta clase de activo.
En los últimos meses, las inversiones en proyectos de energías renovables han vuelto a ganar protagonismo por el creciente interés inversor y la actividad de aseguradoras, fondos de inversión especializados, utilities y comercializadoras. Este interés se explica por la situación actual del sector en la que confluyen dos aspectos clave. En primer lugar, la reducción de costes y mejoras tecnológicas, que hace los proyectos viables sin ningún tipo de prima. En segundo lugar, los objetivos establecidos por la Unión Europea en cuanto al peso que deben alcanzar las energías renovables para el 2030.
Además, este tipo de proyectos, especialmente eólicos y fotovoltaicos, ofrecen flujos de caja recurrentes y una vida útil superior a los 25 años, que, a los costes actuales de la tecnología y previsiones de precios de electricidad conservadores, ofrecen rentabilidades muy interesantes. Dicho esto, como en cualquier inversión y clase de activo, es fundamental comprender las ventajas e inconvenientes y también las diferentes estrategias, y maneras de acceder a ellas, en función del tamaño de la inversión y el perfil de riesgo.
A pesar de las buenas perspectivas del sector, muchos clientes nos preguntan cómo es posible que un tipo de inversión que ha dado tanto que hablar y que ha generado tanta controversia ahora se posicione como una de las inversiones alternativas más atractivas.
Actualmente la industria de generación eléctrica a partir de fuentes renovables en España es una realidad muy diferente a lo que fue quince años atrás. Por el camino ha habido una serie de cambios regulatorios, de mercado, tecnológicos y de costes que han ayudado a crear un entorno mucho más favorable y sostenible para invertir en renovables.
- Por un lado, la Unión Europea ha establecido una serie de políticas de transición energética y objetivos vinculantes en materia de renovables que suponen un impulso inversor importante.
- La tecnología y sus costes han llegado a cierto punto de madurez. Los costes se han reducido drásticamente (aún con recorrido a la baja), mientras que la vida útil de las instalaciones continúa alargándose. Esto permite que la rentabilidad de la tecnología presente solidez a medio y largo plazo.
- Además, hay mayor potencial de crecimiento por las políticas de sustitución de fuentes de energía convencional por renovable. A pesar de que la intermitencia continúe siendo un problema para la operación de las redes nacionales, el desarrollo de tecnologías complementarias como el almacenamiento crece exponencialmente a la vez que su coste continúa cayendo. Esto significa que la cuota de generación renovable podrá seguir aumentando.
Aunque la situación actual sea positiva, el proceso de transformación ha sido complejo y ha generado mucha incertidumbre. Merece la pena contextualizar y explicar la evolución de manera sintetizada hasta llegar a la situación del mercado actual.
En marzo de 2004 el gobierno aprobó un Real Decreto estableciendo el esquema de remuneración a las energías renovables, produciendo un efecto llamada de solicitudes de conexión a la red que superó todas las expectativas por una serie de motivos:
- Las retribuciones eran muy generosas, tanto, que se empezaron a construir proyectos destinados al fracaso. Muchos de esos proyectos, incluso con la fuerte caída de costes de producción que ha habido desde entonces, continúan siendo inviables a día de hoy.
- No se establecieron objetivos de potencia totales (ni por tecnología) a nivel nacional. Además, se delegó la concesión de las licencias a las Comunidades Autónomas. Sus intereses de atraer inversión dieron lugar a una falta de control absoluta. Se desconocía cuántos proyectos había en proceso y cuántos de estos eran creíbles.
Ante la gravedad de la situación, en 2007 el Gobierno aprobó un nuevo Real Decreto, modificando el sistema de remuneración y estableciendo objetivos. A pesar de ello, algunas CCAA superaron por sí solas los niveles marcados a nivel nacional. El panorama en 2008 eran 4.000MW fotovoltaicos y 11.000MW eólicos instalados en España, cuando en 2006 se estimaban 10.000MW renovables totales para 2010. Además, en 2009 el Consejo de Ministros aprobó otros 3.100MW de potencia renovable. Traducido, estos dos Reales Decretos han significado más de 90.000 millones de euros pagados en primas y se prevé que se sobrepasen los 120.000 millones de euros.
Con la modificación de las remuneraciones y el coste de producción todavía en niveles elevados, se redujo el atractivo de desarrollar nuevos proyectos y por tanto el ritmo de solicitud de licencias de plantas de energía renovable. En 2013 y 2014, ante la insostenibilidad del déficit generado por el sistema retributivo, se volvió a modificar el sistema, paralizando aún más las solicitudes de licencias. Para 2017 ya existían 27.000MW eólicos, 8.000MW fotovoltaicos y 2.500MW termosolares, en paralelo a un fuerte ciclo inversor en ciclos combinados de gas. La combinación de ambos significa que en una década se añadieron 60.000MW al sistema peninsular (hoy con 105.000MW), cuando la demanda máxima registrada ha sido de 45.000MW.
Pero, ¿se han subsanado los problemas generados en la última década en relación al sistema retributivo?
En los últimos dos años ha vuelto a producirse una gran afluencia de solicitudes de conexión a la red de nuevos proyectos eólicos y fotovoltaicos. Si bien entre 2004 y 2008 fue por las primas, ahora se debe a la rentabilidad natural de los proyectos renovables, derivada de la fuerte reducción de los costes de producción y los niveles actuales de mercado. El problema es la falta de diseño administrativo y mecanismos para controlar la potencia de energía a construir, que se agrava con la dualidad de competencias en materia de autorizaciones entre el gobierno central y los autonómicos, que ha causado un atasco en el procesamiento de solicitudes de conexión a red.
Red Eléctrica de España es perfectamente consciente de que además del atasco, hay una proporción de solicitudes especulativas y sin un proyecto real detrás. Se lo han trasladado al Gobierno y a la CNMC, quien ha sacado a consulta una nueva circular para poner orden en el sistema de acceso a la red. Esta circular se aprobará hacia otoño y tiene como objetivo evitar que la capacidad disponible quede bloqueada por especuladores, sin poner en peligro los proyectos con conexión y proyecto real de construcción. Además, se establecerán sistemas de información para aclarar la conexión necesaria a corto y medio plazo, y cuanta está en desarrollo.
En A&G llevamos años analizando y siguiendo muy de cerca el sector, evaluando posibles estrategias de inversión para nuestros clientes. Durante los últimos años hemos preferido no participar en proyectos dependientes de retribuciones primadas, pero en el contexto actual y gracias a la situación descrita previamente, consideramos que existen buenas oportunidades de inversión. Estamos ante un cambio de ciclo en el que la inversión necesaria en el sector de las renovables durante los próximos 5 años es enorme y en España contamos con una experiencia previa importante para afrontar esta transición. Aunque existe un amplio abanico de tecnologías, la eólica y fotovoltaica siguen siendo las más atractivas ahora mismo. Es importante entender los diferentes niveles de riesgo y estrategias existentes. Por ejemplo:
- Inversión en fase de desarrollo, donde las rentabilidades pueden ser muy elevadas, pero existe un riesgo binario en cada proyecto, por impedimentos a la hora de obtener licencias, permisos que pueden hacer el proyecto inviable.
- Estrategias de compra en ready to build donde se elimina el riesgo desarrollo, pero se deben construir, optimizar y poner en marcha los proyectos.
- Proyectos operativos que ofrecen mayor visibilidad y menor riesgo, pero también menor rentabilidad.
En particular consideramos los proyectos fotovoltaicos como una opción interesante y sostenible a largo plazo, especialmente en España, por la estabilidad del recurso y tecnología. En cuanto a estrategia específica, la inversión en solar fotovoltaica en ready to build (eliminando los riesgos derivados de la tramitación de licencias) resultará la más interesante durante los próximos años para un perfil de inversión patrimonialista ya que ofrece un buen equilibrio rentabilidad riesgo.
Desde A&G consideramos que la mejor manera de canalizar la inversión en este sector es mediante vehículos o fondos especializados, ya que permiten aglutinar un mayor volumen, necesario para conseguir las ventajas de escala y diversificación. El volumen juega un papel importante no solo por las economías de escala y diversificación, sino por la mayor liquidez que se consigue a la hora de una posible venta, ya que existen muchos inversores institucionales, fondos y aseguradoras, que prefieren carteras de proyectos de mayor tamaño. En cuanto a la gestión de estas inversiones, sobra decir que requiere un conocimiento profundo del sector y del mercado, siendo la optimización técnica y financiera, junto con la estrategia de cobertura de precios de venta, aspectos clave que aportan mucho valor y pueden marcar gran diferencia en las rentabilidades finales.