Aterrizaje bajo control4 min read
Tiempo de lectura: 3 minutosTexto: Departamento de Asesoramiento y Análisis de A&G
Cerramos el tercer trimestre y con ello, dejamos atrás un verano, durante el que esperamos que hayan pasado unas magníficas vacaciones. El periodo estival resultó intenso en los mercados financieros. Las bolsas experimentaron un fuerte movimiento de ida y vuelta y tuvimos también una buena dosis de acción en los mercados de renta fija y tipos de interés. Para aquellos que nada más juzguen el destino, el verano puede haber resultado poco interesante, pero son muchas las cosas que han ocurrido durante el trayecto. Tras una corrección en torno al -10%, en las primeras semanas de agosto, las bolsas experimentaron una rápida mejoría, para recuperar la totalidad de las pérdidas en las semanas siguientes y después, tener un comportamiento lateral durante el mes de septiembre, si bien algún índice como el S&P500 alcanzase máximos históricos.
Recordar que en nuestro anterior trimestral, manifestábamos una ligera preocupación por el estado de complacencia que reinaba en las bolsas. El entorno macro que el consenso de analistas y estrategas consideraba como escenario central era excesivamente optimista, prácticamente negando la posibilidad de cualquier desaceleración de la actividad económica. Lejos de querer sonar alarmistas, insistíamos en que “los ciclos siempre existen y siempre existirán” y esperábamos un aterrizaje suave de la economía. Al comenzar el mes de agosto, el mercado mostró su típico comportamiento pendular. Por la combinación de un mal dato de empleo en EEUU y un factor algo más técnico, como fue la sorprendente subida de tipos de interés por parte del Banco Central de Japón, que causó un fuerte proceso de venta de activos de riesgo, el sentimiento dio un giro de 180 grados. En sólo unos días, volvieron los miedos de recesión. El optimismo se evaporaba y las bolsas experimentaron su primera caída de doble dígito en los últimos 12 meses. Nada extraordinario que se salga del patrón habitual y estemos acostumbrados todos los años.
En términos económicos, nuestro escenario principal es prácticamente idéntico al que venimos describiendo en los últimos trimestres. Se parece mucho a ese escenario estructural, de largo plazo que venimos definiendo como el nuevo paradigma. Dicho de manera más sencilla, simplemente se cierra un periodo de anomalía histórica, finalizan los tipos de interés negativos y la represión financiera y se normalizan las distorsiones consecuencia de la pandemia. Eso nos deja un crecimiento estructural menor y una inflación estructuralmente más alta.
Respecto de la actividad económica, el consumidor de EEUU continúa soportando su economía mientras que Europa muestra un crecimiento anémico, muy bien descrito en el reciente informe de Mario Draghi “el futuro de la competitividad europea” y China sigue enfrentándose a retos estructurales. Riesgos a la baja, pero bajas probabilidades de recesión en los próximos 12-18 meses.
La mejor noticia en términos económicos viene por el lado de la inflación. El proceso de desinflación está muy avanzado y las últimas lecturas, ya en el 2,2% en Europa y 2,5% en EEUU, finalmente se acercan al objetivo de los bancos centrales.
En términos financieros, la mejor noticia es que la Reserva Federal de EEUU se ha sumado en el mes de septiembre, a las bajadas de tipos de interés que comenzó en junio el Banco Central Europeo. Además, ha recuperado el tiempo perdido, implementando una bajada, no de 25, sino de sino de 50 puntos básicos, que no sorprendió el día de su anuncio, pero que pocos esperaban apenas dos semanas antes.
No podemos decir que el terreno esté abonado y definitivamente despejado para el rally de final de año. Tenemos elecciones en EEUU a la vuelta de la esquina, los conflictos en Israel y en Ucrania no tienen visos de acercarse al final, y el invierno podría traer subidas del precio de las materias primas, replanteando dudas sobre la inflación.
Sin embargo, también son más las señales positivas que nos hacen estar moderadamente optimistas. Por fin las subidas bursátiles no se han limitado a unas pocas grandes compañías tecnológicas, el ciclo de bajadas de tipos de interés acaba de comenzar, en EEUU se espera un crecimiento de beneficios del +11% para este año y del +15% para el año que viene y los únicos desequilibrios argumentables son los déficits fiscales (parece altamente improbable que vayan a revertir en el corto plazo). Todo esto, se ve soportado por unos niveles de liquidez y volumen en fondos monetarios en máximos. Dinero en la cuenta que según bajen los tipos de interés, verá caer su remuneración y perderá atractivo pudiendo ser canalizado a activos de mayor riesgo, con mejores perspectivas de rentabilidad.
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