Equilibrio inestable4 min read
Tiempo de lectura: 3 minutosTexto: Departamento de Asesoramiento y Análisis de A&G
Las bolsas globales continuaron avanzando en el segundo trimestre, aunque con algo menos de fuerza, acumulando unas rentabilidades cercanas al +15% después del +12% del primer trimestre. Ese excelente comportamiento se justifica tanto desde el punto de vista macro como micro, tratándose, en nuestra opinión, de un equilibrio inestable.
En lo que a los indicadores macroeconómicos se refiere, el entorno sigue siendo favorable a los activos de riesgo, con un proceso de desinflación que continúa, algo más lento de lo inicialmente estimado, y un crecimiento débil pero estable. El ciclo económico se extiende trimestre a trimestre y, cuando llegue ésta será posiblemente la recesión más esperada de la historia, pero no por eso debemos caer en la complacencia de pensar que los ciclos económicos hayan dejado de existir y de hecho, cada vez más datos señalan hacia la desaceleración económica.
Lo relevante del entorno macroeconómico, es que ya estamos muy cerca del destino que llevamos años anticipando, apoyado en unas tendencias estructurales imparables, como son la (1) escasez de materias primas y mano de obra cualificada, (2) una mayor inestabilidad geopolítica, (3) un concepto de globalización diferente en el que la independencia energética y control sobre las cadenas de suministro ganan importancia y (4) la revolución industrial 2.0, con su doble vertiente de transición energética e inteligencia artificial. Estos factores nunca suponen un fuerte golpe de timón, ni para los mercados, ni para la economía, pero se demuestran como unas fuerzas inquebrantables que, como las mareas, todo lo arrastran. Nos iban a llevar a un entorno de bajo crecimiento e inflaciones más altas de las experimentadas en los años y ahí estamos exactamente. Crecimientos esperados entre el 1,5% y 2,5% para EE.UU. y un punto menos en Europa, con inflaciones que se acercan, pero difícilmente se mantendrán de forma estable en el 2% en EE.UU.
Con respecto a los indicadores microeconómicos, los beneficios empresariales han acompañado a las subidas bursátiles, pero con una particularidad, que es la principal razón por la que definimos el contexto actual de EQUILIBRIO INESTABLE. El beneficio por acción del S&P 500 en los últimos 12 meses ha crecido a doble dígito, pero con 495 compañías creciendo apenas al 5% y cinco compañías con crecimientos de BPA (Beneficio por Acción) superiores al 35%. Unas pocas compañías ligadas al sector tecnológico y la inteligencia artificial, lideradas por Nvidia (que alcanzó la semana pasada, aunque de momento sólo por unos días, una capitalización bursátil mayor a la de las bolsas de Alemania, Francia y Reino Unido juntas), han concentrado más del 60% de la contribución a la subida de los índices.
EQUILIBRIO, porque se trata de compañías con grandes modelos de negocio y excelentes perspectivas, que se benefician de la tendencia de la Inteligencia Artificial, que pensamos tiene recorrido, pero INESTABLE, porque desde el punto de vista de los mercados financieros, las valoraciones son tremendamente exigentes. Es en momentos así cuando toma especial relevancia no recordar que, al invertir en bolsa, no compramos compañías, sino que compramos acciones.
En lo que a política monetaria y tipos de interés se refiere, destacamos dos importantes eventos en el trimestre. Por un lado, en su reunión del 6 de junio, el Banco Central Europeo inició el tan anunciado proceso de bajadas de tipos, después de 3 años en terreno negativo y 10 subidas de tipos, iniciadas en verano de 2022, que terminaron en el nivel del 4%. El mensaje, al igual que el de la Reserva Federal, resultó menos acomodaticio y no esperamos un proceso largo de bajadas, pero la dirección sigue siendo a la baja y esto son buenas noticias para la renta fija y para los activos de riesgo en general.
Por otro lado, las elecciones europeas despertaron, temporalmente, algunos fantasmas del pasado, con una fuerte ampliación de la prima de riesgo del bono francés tras la convocatoria de elecciones generales y ante la posibilidad de un gobierno dirigido por la Sra. Le Pen. El déficit no es un problema hasta que el mercado de bonos decide que lo sea, pero la Europa de hoy ha avanzado mucho desde la última crisis, en términos de solidaridad financiera. En conclusión, peligrosa complacencia de corto plazo, dentro de un fondo de mercado que estructuralmente continúa siendo favorable para los activos de riesgo: inflación a la baja (aunque más despacio) sin grandes accidentes, implican un entorno positivo, con independencia de la volatilidad que podamos ver de corto plazo.
A grandes rasgos, favorecemos la renta fija sobre la renta variable, esperando que la primera capture una buena rentabilidad en los próximos años y evitando de cierta manera la complacencia en la segunda. Estamos ligeramente conservadores, pero no en exceso, porque el entorno de medio plazo continúa siendo favorable.
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